

This is an authorized translation of an Eos article. Esta es una traducción al español autorizada de un artículo de Eos.
La reforestación es más compleja que simplemente plantar árboles. Esta incluye la evaluación de hábitats y ecosistemas, la identificación de la salud y la sostenibilidad de diferentes especies y el estudio de las estrategias para establecer nuevos asentamientos de árboles.
En regiones como Mesoamérica, donde los bosques están gravemente amenazados por las actividades humanas y el cambio climático, los conservacionistas interesados en la reforestación deben priorizar las especies cuyas poblaciones están disminuyendo. Para facilitar esta tarea, un grupo de investigadores evaluó el estado de conservación de las 4,046 especies de árboles endémicas de Mesoamérica, descritas en el proyecto Global Tree Assessment (Evaluación global de árboles). Es así como descubrieron que el 46% de estos árboles se encuentran en cierto riesgo de extinción.
Este estudio es el primero en evaluar el estado de todos los árboles endémicos en Mesoamérica.
El estudio, publicado en la revista Plants, People, Planet, es el primero en evaluar el estado de todos los árboles endémicos en Mesoamérica.
Emily Beech, autora principal del estudio y jefa de conservación en Botanic Gardens Conservation International (Conservación Internacional de Jardines Botánicos), enfatizó la importancia de enfocarse en esta región debido a sus altos niveles de biodiversidad, que con frecuencia están subrepresentados. Los países centroamericanos (Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá), dijo Beech, rara vez figuran entre los de mayor biodiversidad o como el hogar del mayor número de especies en peligro de extinción. Esta ausencia no se debe a una falta de biodiversidad, explicó, sino que es simplemente atribuible a su tamaño. El tamaño reducido de estos países hace que sean eclipsados por países grandes con bosques más extensos, como Brasil y la República Democrática del Congo. Pero, junto con México, Centroamérica alberga el 10% de la diversidad vegetal del mundo a pesar de representar menos del 1% de su superficie terrestre.
Para abordar esta brecha, los científicos primero identificaron árboles endémicos mesoamericanos a partir de evaluaciones presentadas en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). Posteriormente, para evaluar el estado de conservación de los árboles, los investigadores superpusieron mapas de distribución de las especies arbóreas seleccionadas sobre mapas de la Base de Datos Mundial de Áreas Protegidas.
De las 4,046 especies arbóreas analizadas, encontraron que 1,867 están en peligro de extinción. México fue el único país que tenía especies arbóreas extintas en la base de datos, o extintas en estado silvestre. En los árboles existentes, México y Costa Rica presentaron el mayor número de especies amenazadas, con 888 y 227, respectivamente. La amenaza más común en general fue la pérdida de hábitat debido a la expansión agrícola.
La mayoría de las especies (3,349) contaban con al menos un punto de datos dentro de un área protegida. Sin embargo, el 72% de las especies mesoamericanas en áreas protegidas están amenazadas.
Un enfoque personalizado
Neptalí Ramírez Marcial no participó en la nueva investigación, pero como jefe del grupo de restauración del South Border College en México, trabaja con especies arbóreas que se encuentran en diferentes categorías de amenaza. Los bosques de Chiapas, donde él y sus colegas residen, solían estar repletos de encinos, que albergaban altos niveles de biodiversidad. Debido a la influencia humana, ahora hay más pinos que encinos, y el clima es menos favorable para las especies sensibles de la Lista Roja de la UICN.
A pesar del uso de la Lista Roja por parte de Ramírez Marcial, este se mantiene crítico con la herramienta y su uso en la investigación. Por ejemplo, señaló que la nueva evaluación de árboles mesoamericanos clasifica a la Furcraea macdougallii (planta del siglo de MacDougall) como extinta en México. Ramírez Marcial cree que esta planta es similar al agave y no debería considerarse un árbol en absoluto, por lo cual no debería incluirse en el estudio.
También señaló que el nuevo estudio considera a todo México como parte de Mesoamérica. Desde el punto de vista ecológico, dijo, la región biogeográfica mesoamericana se extiende solamente por el centro de México y excluye la parte norte del país, la cual tiene ecosistemas discretos no compartidos con Centroamérica.
Ocotea monteverdensis “pasó de no estar siquiera incluido en la lista a estar en la categoría de conservación más vulnerable”.
Ramírez Marcial coincidió con las conclusiones del nuevo estudio, sin embargo, argumenta que: las estrategias de restauración deben considerar la biodiversidad de las áreas que se desean proteger. Por ejemplo, señaló que los programas del gobierno mexicano priorizan la distribución de pinos para la reforestación en todo el país, en lugar de diseñar estrategias definidas para cada región.
Daniela Quesada, conservacionista del Instituto Monteverde en Costa Rica, afirmó que el nuevo estudio ofrece una visión más completa del estado de los árboles en Mesoamérica. No obstante, al igual que Ramírez Marcial, considera la información de la Lista Roja de la UICN como un punto de partida para la investigación. La exactitud de la Lista Roja, explicó, depende de la cantidad de información que se le presente.
Quesada apuntó que el siguiente paso para la conservación de los árboles en Mesoamérica es que los científicos “analicen con más detalle cada especie que apareció” en el nuevo estudio. Un análisis riguroso de la presencia e influencia de cada especie en cada región podría influir en el desarrollo de proyectos de conservación determinados.
Como ejemplo, mencionó el caso de Ocotea monteverdensis, un árbol que “pasó de no estar siquiera incluido en la lista a estar en la categoría de conservación más vulnerable” (en peligro crítico) gracias al trabajo del ecólogo John Devereux Joslin Jr. Este reconocimiento condujo al desarrollo de un programa comunitario de conservación específico y continuo para este árbol.
—Roberto González (@perrobertogg.bsky.social), Escritor de ciencia
This translation by translator Oriana Venturi Herrera (@OrianaVenturiH) was made possible by a partnership with Planeteando y GeoLatinas. Esta traducción fue posible gracias a una asociación con Planeteando and GeoLatinas.
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